La cuarta edición de Madrid Marcha Silbö Telecom no solo volvió a convertir el corazón de la capital en el epicentro mundial de la marcha atlética, sino que también sirvió como laboratorio de innovación deportiva. En un test sin precedentes impulsado por el sistema RWECS (Race Walking Electronic Control System), 36 atletas fueron monitorizados durante toda la competición con el ya conocido como “VAR de la marcha”.

Durante la prueba, cada atleta compitió con dos dispositivos de última generación —del tamaño de una moneda de un euro y apenas 15 gramos de peso— adheridos a sus zapatillas. Estos sensores registraron con precisión milimétrica cada uno de los pasos de los deportistas a lo largo de los 10 km del circuito urbano.

La recogida de datos fue completa y sin incidencias: ningún dispositivo se soltó o extravió durante la prueba, y se registró la totalidad de los pasos de los participantes. La conectividad en tiempo real funcionó con eficacia en prácticamente todo el trazado, salvo en un breve tramo de Gran Vía —en las inmediaciones de la Red de San Luis— donde las interferencias impidieron la transmisión en directo de los datos, aunque estos se almacenaron correctamente para su análisis posterior.

Más allá de validar la tecnología, el test arrojó conclusiones muy reveladoras, como por ejemplo, que la sensibilidad del sistema permite detectar variaciones sutiles en la pérdida de contacto, especialmente en las curvas y zonas de desnivel. Igualmente, se identifican tasas de pérdida de contacto mayores en los tramos cuesta abajo y notablemente menores en los de subida. Finalmente, por primera vez, será posible acotar con criterios cuantitativos qué significa “pérdida de contacto” según el ojo humano, aportando una base objetiva para futuras decisiones reglamentarias.

Este ensayo tecnológico marca un hito en la evolución de la marcha atlética. Lejos de reemplazar el criterio arbitral, el sistema RWECS lo refuerza. A partir de ahora, la siempre difícil tarea de los jueces contará con el apoyo de esta herramienta.  

Madrid Marcha vuelve a situarse así en la vanguardia internacional del atletismo, demostrando que tradición e innovación pueden marchar, nunca mejor dicho, al mismo paso.